La Zona del Silencio se encuentra situada entre Durango, Chihuahua, y Coahuila, entre el paralelo 26 y 28. El nombre de Zona del Silencio proviene de la leyenda urbana de que las ondas de radio no pueden ser transmitidas de manera normal.
Ésta comparte alineación con el triangulo de las bermudas y las pirámides de Gizeh.
Muchos millones de meteoritos, cada año, caen en La Zona del Silencio en México. No es una exageración. La mayoría de tales son micro-meteoritos, restos de otro que se desintegran al tener contacto con las atmósfera. Claro, también abundan los de regular tamaño y otros mucho mas grande, que le dan la vuelta al mundo al mundo, porque “deciden” caer, unica y exclusivamente, a este desierto...
Las personas que van allí, mayormente, tienen un ligero miedo a que uno de esos meteoritos caiga en sus cabezas.
Hace millones de años hubo en esta zona desértica un mar. Fue en un tiempo en el que los continentes tenían una forma distinta a la de hoy en día, cuando las aguas dominaban las tierras que ahora habitamos. Los cambios geológicos sucedieron lentamente y parte de aquel mar primigenio quedó aquí atrapado, secándose milenio a milenio, convirtiéndose en un inmenso cementerio en el que las criaturas marinas fueron desintegrándose o quedaron conservadas en las arcillas del fondo como fósiles. Este tipo de historia se produjo en varios lugares del planeta, y éste sería uno más como tantos otros, si no fueran porque en él se producen cientos de fenómenos muy extraños. Algunos son tan extraordinarios e inverosímiles que, por el momento, carecen de explicación posible.
En este lugar hay varios volcanes apagados hace ciento o miles de años, que marcan la barrera entre lo normal, y lo extraordinario, dando entrada a La Zona del Silencio...
Muchos lugares de esta parte están cubiertos de piedras; piedra que que le dan un extraño comportamiento a las brújulas. Al tomar un roca, la mueves de manera que rodee la brújula, la aguja de ésta se moverán a la seguida de la roca, como si fuera un imán. Sin embargo estas piedras no contienen hierro en sí mismas...no serían magnéticas por la propia naturaleza. Está compuesta carbonato y de silicato, por la caída, la ya típica lluvia de meteoritos o micro-meteoritos , ha venido “empapando” hasta transformarlas en rocas-magnéticas.
Esto es algo que aquel, que se adentre en la zona del silencio, debe tener en cuenta, ya que no le funcionará, por nada, su brújula.
La mayoría de los meteoritos que llegan allí, quedan pulverizados, en la arena.
Si se toma una bolsa de plástico, se coloca un imán dentro de ella, y deslizan susodicha bolsa por la arena de este lugar. Con ello podrán recoger del suelo un polvo oscuro... Es obvio que este polvo oscuro son micro-meteoritos.
Hubo un meteorito que se destacó, tanto así ,que fue llamado “Meteorito Inteligente”. Resulta que la sonda soviética, que iba en una misión al planeta Venus, fue detectada por un observatorio, que venía un objeto con velocidad de colisión con esta sonda soviética, por ello fue avisada a las autoridades para que hicieran lo conveniente . Ellos modificaron el rumbo de la zona, pero -¡Curiosamente!- el meteorito cambió su trayectoria, en sentido contrario, como para evitar un choque. El meteorito, en vez de llegar directamente a la tierra, circunvoló parte de la tierra, y vino a caer precisamente allí, en la zona del silencio.
Francisco Sarabia, (legendario aviador Mexicano, quien pasó a la posteridad por haber roto un récord de velocidad durante su viaje de ciudad de México y New York en el año 1939), se hallaba sobrevolando por susodicho desierto cuando, de pronto, su aeroplano perdió total comunicación...
Desde la base sabían que algo iba mal: la radio del vehículo aéreo se había callado por completo. Desde el parlante sólo se escuchaba un crepitante ruido muerto; eso ,normalmente, debe decir que el aeroplano se ha estrellado: para que un radio falle debe ser destruido por completo.
Sarabia experimentó fallas de todo tipo en sus equipos: los relojes se habían vuelto totalmente locos; los sistemas respondían de manera arbitraria y azarosa; la brújula no funcionaba. El hombre cuenta que su desconcierto fue sumamente terrible; no sólo porque creía que podría morir, si no por lo ridículo y absurdo que era lo que le estaba sucediendo, y en su condición de piloto, no tenía la más mínima idea de qué hacer.
El hombre hizo un aterrizaje forzoso... Afortunadamente, vivió para contarlo. Claro; no volvería a sobrevolar tan misteriosa zona.
Existe una hipótesis del porqué las ondas de radio son absorbidas, prácticamente, por el sistema. Todo ese terreno fue un mar, llamado el Mar de Tetis. Probablemente, hace muchos millones de años cayó un enorme meteorito, que pudo haber sido de hierro níquel, el cual se hizo pedazos, quedando como “pasas en un pastel”. El movimiento de la tierra provoca vórtices electrónicos que absorben las ondas de radio , por eso, si hay algún grupo de personas en esta extensión, serán “invisibles”, porque son partículas cargadas eléctricamente.
También existe un túmulo funerario, uno como cualquiera en todo continente. Pero no se puede decir lo mismo de los hombres que fueron enterrados allí. En ese espacio de tierra se encontraba un esqueleto de un hombre de dos metros y medio de estatura. Sólo quedan dos fotografías como pruebas que se tomaron antes de volver a cubrirlos con la tierra. Pero ya no está, como tampoco están otros grandes esqueletos que se encontraban en esta zona.
Se piensa que se encuentran en estados unidos, comprados por unos cuantos pesos a los campesinos.
El 11 de Julio de 1970, un misil de pruebas Athena lanzado desde una base militar cerca de Green River, Utah, en dirección al polígono de misiles de White Sands perdió el control y cayo en esta zona. El cohete transportaba dos pequeños contenedores de cobalto 57, un elemento radiactivo.
Inmediatamente, un equipo de especialistas llegaron para buscar el misil. La búsqueda por tierra y aire duró tres semanas.
Resulta sospechoso y extraños que los Norteamericanos, que tienen gran precisión a la hora de colocar sus Apolos en la luna, tuvieran un error tan garrafal, y éste fuera a caer justamente en otro país (México), y colisionar, justamente, en La Zona del Silencio.
Nadie sabe exactamente qué fue lo que sucedió...
Cuando finalmente se localizó el cohete, se construyó una carretera para transportar los restos y una pequeña cantidad de tierra contaminada. Como resultado de las operaciones de rescate de la Fuerza Aérea estadounidense, surgieron varios mitos e historias sobre el área, incluyendo mutaciones de la flora y fauna o visitas extraterrestres.
En la Zona del Silencio también existen áreas con gran concentración de fragmentos de aerolitos, así como especies endémicas, como lo es la tortuga del desierto, reptiles únicos en el mundo y abundantes nopales violáceos. También se puede encontrar especies vegetales como la gobernadora, la sabaneta, ocotillos, magueyes y cactáceas, algunas de ellas endémicas. La fauna incluye liebres y conejos, ratones y ratas canguro, zorros, coyotes y búhos. Al igual que la vegetación, los animales sufren adaptaciones especiales que les permiten vivir en las condiciones adversas de esta árida región.
Dicho desierto, brinda, en la noche, un majestuoso espectáculo: Las Estrellas...
Fotógrafos aseguran que, cuando se encuentran haciendo algún trabajo en zonas donde abundan las serpientes, les aparecen niños. Ésto les dicen que se alejen de tal lugar, porque es peligroso. Los niños van a las carpas donde se queda el trabajador... El hombre que le dio ordenes nunca les perdió de vista: vio como los niños entraron. Cuando él fue a buscar a los juguetones, no había nadie.
También hay muchos casos de personas, que conducen de noche por la zona, que ven mujeres descalzas vestidas de blanco, caminar por la carretera..., así como también ven sombras.
Los campesinos de los alrededores del lugar cuenta que sus animales, cuando tienen una buena edad, se van a La Zona Del Silencio, para morir allí. Se pueden ver muchos cuerpos de ganado por muchos lugares del terreno.
ORIGEN DE LAS PUNTAS DE FLECHA
Los tipos de flechas prehistóricas son muy numerosos: unos tienen la forma de almendra, otros la forma de hoja de laurel o de olivo, otras son triangulares o romboidales. En su base suelen presentar un semicírculo o bien dos puntas. Algunas de estas puntas de pedernal o cristal de roca se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de España.
Los egipcios, que, como es sabido, eran excelentes arqueros, usaban flechas con el asta de madera y la punta de bronce, generalmente de forma triangular. Para la caza, se servían de flechas con puntas de madera o de pequeños dardos con triple punta de pedernal sujeta al asta por medio de un mástil negro. Las flechas egipcias tenían, por el lado opuesto, tres plumas para estabilizar el movimiento del arma durante el vuelo. En los monumentos que se conservan se presenta a los guerreros provistos de carcajes ricamente decorados. Los carros de guerra llevan siempre al costado un carcaj.
Los griegos no fueron tan buenos tiradores de flechas como los orientales. Sin embargo, debieron copiar de éstos el arma. La flecha griega medía unos 60 cm, el asta era de madera muy ligera y la punta metálica, simple o barbada, generalmente trilobulada. El apéndice de las plumas era idéntico al de los orientales. El carcaj griego contenía de 12 a 20 flechas y lo llevaban al costado izquierdo, guardando también en él algunas veces el arco. Los tiradores griegos acostumbraban a hincar en tierra una rodilla, tal y como lo atestiguan los monumentos que conocemos, y entre ellos el frontón del templo de Egina. Los cretenses tenían fama de diestros en el manejo del arco desde los tiempos de Homero, y en una época bastante avanzada de la Historia constituyeron un cuerpo especial del ejército griego.
Los germanos no parece que utilizaran la flecha más que para la caza. Sin embargo, los celtas y galos la emplearon como un arma de guerra. Los hunos usaban unas flechas de cuero indistintamente para la caza o para la guerra.
En cuanto a la Edad Media, los monumentos que conocemos sirven de testimonio del uso de la flecha como arma de primera importancia entre la infantería de los primeros tiempos. Sabemos que por el siglo XII el arquero llevaba dos carcajes de cuero: uno para las flechas y otro para el arco. Los hierros de las flechas eran semejantes a los de las saetas de las ballestas; es decir, que tenían dos, tres y hasta cuatro puntas y rara vez barbadas como en la antigüedad. En cuanto a la longitud del asta, guardaba relación con la mayor o menor rigidez del arco, así como la estatura del arquero.
Los afamados arqueros ingleses, que se decía tiraban 12 flechas en un minuto hasta 220 m de distancia, llevaban un arco de su misma estatura y flechas de 90 cm de longitud.
Hasta el siglo XIV parece que los hierros de las flechas usados en Francia ofrecían en su base una parte hueca para sujetarlos al asta, y desde esa época el hierro se hizo más estrecho y ofrecía cuatro puntas caídas. La aparición de las armas de fuego desterró por completo en Europa el empleo de la flecha.
En América, Asia, África y Oceanía, la flecha se usó desde tiempos muy antiguos y todavía se utiliza por algunas tribus. Las flechas envenenadas con jugo de plantas o venenos de animal han servido de arma de guerra en América, India y a lo largo de las costas desde Arabia hasta China.
Una punta de flecha es una punta, por lo general afilada, sumada a una flecha para que su uso sea más mortífero o para cumplir algún propósito especial. Históricamente, las puntas de flecha eran de piedra y de materiales orgánicos; conforme la civilización humana avanzaba otros materiales fueron utilizados. Las puntas de flecha son importantes piezas arqueológicas y una subclase de punta lítica.
En la edad de piedra, la gente usaba huesos afilados, piedras talladas, escamas (lascas) y trozos de roca como armas y herramientas. Tales artículos se mantuvieron en uso a lo largo de la civilización humana, junto con los nuevos materiales utilizados con el paso del tiempo.
Como artefactos arqueológicos tales objetos son clasificados como puntas líticas, sin especificar si eran para ser proyectadas por un arco o por otros medios de lanzamiento.
Tales artefactos se pueden encontrar en todo el mundo. Las que han sobrevivido están hechas, generalmente, de piedra, sobre todo de sílex, obsidiana o chaillé, pero en muchas excavaciones se encuentran puntas de flecha de hueso, madera y metal.
En agosto de 2010, un informe sobre las puntas líticas de piedra, que datan de hace 64 000 años, excavadas de las capas de sedimentos antiguos en Sibudu Cave, Sudáfrica, por un equipo de científicos de la Universidad de Witwatersrand, fue publicado. Los exámenes dirigidos por un equipo de la Universidad de Johannesburgo encontraron rastros de residuos de sangre y hueso, y adhesivo hecho de una resina a base de plantas usado para sujetar la punta a una varilla de madera. Esto indicó "el comportamiento exigente cognitivo" necesario para fabricar pegamento.
"La caza con arco y flecha requiere múltiples etapas complejas de planificación, recolección de material, herramienta de preparación e implica una serie de innovadoras habilidades sociales y comunicativas".
Diseño
La punta de flecha se une al eje (astil) de la flecha para ser disparada con un arco; el mismo tipo de puntas líticas pueden estar unidos a las lanzas y ser arrojadas por medio de un átlatl (lanzadardos).La punta de flecha o punta lítica es la parte funcional primaria de la flecha, y juega el papel más importante en la determinación de su propósito. Algunas flechas simplemente utilizan una punta afilada del mismo astil, pero es mucho más común separar las puntas de flecha hechas, por lo general, de metal, cuerno, o algún otro material duro.
Las puntas de flecha pueden estar unidas al astil con una tapa, una espiga a zócalos, o insertarse en una ranura del astil y mantenerse fija mediante un proceso llamado enmangamiento.
GRACIAS POR SU VISITA
CASIMIRO GARDEA OROZCO
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CASIMIRO GARDEA OROZCO
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